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Rabih Mroué: Notre amour, Our love, nuestro amor

‘Image(s), mon amour’ es la primera exposición en España de Rabih Mroué, artista multidisciplinar libanés, comisariada por Aurora Fernández Polanco que se podrá visitar en el CA2M,  Centro de Arte Dos de Mayo de la Comunidad de Madrid del 27 de septiembre hasta el 2 de febrero del 2014.

Te han pegado un disparo en el estómago y aún no te has dado cuenta. No te has dado cuenta porque puede que desde allá donde la realidad sucede el texting no esté de moda.

Antiguamente el dogma se acercaba a las multitudes mediante mensajes camuflados de belleza, hoy en día el camuflaje viste de tantas maneras que nos cuesta ver al enemigo e igualmente el objetivo.  ¿Cómo descifrar el verdadero mensaje si el dogma se disfraza dentro de nuestros propios sentimientos?

Antes de nada tendrás que preguntarte, ¿existe un dogma único? ¿es la vigilancia tal vez? Y si esto así fuere...¿cómo descodificar sus dispositivos para hacerte libre?

Son tantos los mensajes,  tantas las formas de difusión, que resulta imposible crear una idea de realidad desapartada de la experiencia propia. Si bien ésta es igualmente una manera de saber la verdad o mejor dicho, de acercarse a las verdades. Entonces la narración desde la experiencia personal es tal vez el mensaje más directo y veraz que puedas obtener.

La entrada al mundo de Rabih Mroué cuya puerta nos abre Aurora Fernández Polanco se inicia mediante monitores que advierten que nos espera todo un discurso de nuestro paradigma elevado a la máxima potencia de lo humano.

La nieve de la televisión sugiere  imágenes de lo secreto, funciona como un velo tele-transportador a algún lugar de nuestra memoria que alberga una historia que se cuela más allá en nuestro subconsciente con el vello de punta, a flor de piel. Ésta es la puerta a lo que alguna vez llamamos “corazón” y que nos muestra las consecuencias de los tiempos de guerra dentro del hogar, donde habitan los afectos, el paso del tiempo y las experiencias que construyen identidades sociales.

Alejado de todo lo que haga pensar en -sensacionalismo, es inevitable emocionarse viendo el recorrido de vivencias, la asunción de ser seres que sienten en cada una de las obras que nos muestra el artista y en cómo se nos muestra, pues la mano de Aurora Fernández Polanco es tan invisible que el discurso resulta aún más directo y preciso, un dardo perfecto.

Cuando hablamos de guerra, pensamos inevitablemente en enemigo, Rabih nos habla del conflicto sin señalar con el dedo, de una culpa trascendental, de la responsabilidad y de las vivencias de lo íntimo que nos dibujan un mapa sin límites en el que todos cabemos. El conflicto está dentro de cada uno de nosotros y a la vez en los participantes de un enfrentamiento en el que lo que más cuenta es aquello que no se pudo hacer o se perdió, pero no en nuestra memoria.

15 años de guerra azotaron al país libanés, ocasionando rupturas, olvidos y luchas del ser por avanzar en sí mismo. Este tiempo es recogido y cuestionado por Rabih que nos lleva a la experiencia estética empujándonos y haciéndonos reflexionar sobre los dispositivos que hemos creado, la vigilancia, las formas de eludirlos y el lugar común del cual todos venimos, al cual todos vamos, recordándonos que en una u otra guerra somos todos inocentes y culpables, todos tomamos parte.

Y en este panorama, el estar, lo común en cada una de las acciones de lo humano, él toma performances de autores como Chris Burden,  Nauman, Acconci o Yves Klein, lanzándose al vacío de una manera valiente, lanzándonos la portada del disco de moda, los conflictos humanos son de alguna manera atemporales, nos dice, y no hay fronteras, por ello nos habla también de lo ocurrido en Siria.

Aquellos que desaparecieron son también documento, o los refugios que creemos permanecerán inalterables al tiempo y a la guerra, pues todos pensamos alguna vez en el lugar al que siempre se puede volver. Y por esto mismo existen los archivos, para intentar no perder nada y más si son familiares y damos fuerza al legado de colecciones, como ocurre con la historia del arte, pero en la intimidad de una familia y si bien ésta ha sido víctima de un conflicto bélico o no, igualmente ha de ser reconocida y deja huella. Y  esta huella de lo acontecido, de las impresiones del tiempo y de la violencia es la que dejamos con tinta en los vídeos en papel que nos deja ver el autor de Image(s) pues no hay por qué ver sangre para entender el dolor derramado y saber que está en ti, así como el registro del dolor que te queda al ver un arma empuñada. 

Después de un paseo por la memoria, de reconocer el paso del tiempo, de sentir que has jurado junto a Yasser, su hermano, parece que reconoces las voces que han cambiado, los sonidos que te llegan e igualmente los guiños a las historia del arte contemporáneo, la cual está presente en muchas de las obras, como aquellos espejos en los ojos de Penone y así te reconoces una y otra vez pensando, ¿he vivido yo esto?

Cada una de las obras de la muestra te atrapa, te reclama y te transporta por un viaje desde la infancia de Rabih Mroué, viviendo los quince años de guerra junto a su familia, pensando en tu posición igualmente, saliendo del CA2M con ganas de pedir perdón por lo bélico en la humanidad, al igual que Assaad Chaftari, tarde o no, sabiendo que las piernas, los ojos, los brazos y el corazón están alguna vez, como ser humano que eres, abiertos.

Image(s) Mon Amour es el título de la exposición que este narrador de lo sensible y del tiempo nos muestra en el CA2M hasta el 2 de febrero, sin duda algo que no se puede perder. Yo, la abajo firmante, lo corroboro.

Texto: María R. Collado