
Por todos es sabida y por muchos comentada esa costumbre tan nuestra y tan de andar por casa de alabar a los recientemente muertos, pero es que en estos días la cosa está cogiendo un cariz pegajoso e indecente, y sí me dirijo entre otros a vosotros "amigos de Madiba". Y es que, ¿por qué esperar a que nuestros ídolos o admirados se mueran para darnos cuenta de que en efecto lo son?, ¿es acaso necesario alardear y rebozar nuestras redes sociales de pena? ¿Será que entendemos que recordarles es un acto caritativo?
Sea como fuere está claro que la muerte nos transforma, y no sólo en cenizas o comida para las especies subterráneas, sino también en más grandes, más importantes y más resultones. Nos da color, nos adelgaza, nos otorga premios, caché y estilo. El mundo de los vivos no tiene nada que hacer frente al de las tinieblas, llenito éste de grandes nombres y eminencias.
Para muestra un botón, o dos mejor. Por un lado tenemos el caso de Manolo Escobar, “el del carro”, el día que murió pasó de ser representante de la caspa española, con perdón, a uno de los coleccionistas de arte más señalados a nivel nacional, y no, no es que ese día precisamente, que el pobre estaría indispuesto, se hiciera con las más de dos mil obras que tenía en su haber; no, es que ese día y claro, no antes, muchos conocieron la colección que atesoraba.
Y por otro; más molón, más negro y más relevante (fuera del mundo de la copla y el pasodoble, claro está) Nelson Mandela. Hoy, después de seis días de funeral y de traslados de su cuerpo inerte de aquí para allá, ya es el abuelo de medio mundo, o al menos eso parece por las lloriqueras que se pueden encontrar en la red. Todos hablan de Madiba (como si fuera su nombre de pila) con una tristeza irreparable, incomprensible sabiendo que horas antes de su fallecimiento no conocían verdaderamente su historia.
Además, hay otro tema y es que ese tiempo de amor a raudales, ese recuerdo desconsolado, el homenaje y la veneración, al final sólo dura contados tres días, si llega. ¿Será que al cuarto muere otro y hay que recoger a las plañideras y empezar otra atormentada ceremonia? ¿O es que el evento, porque parece que anima como si fuera una de esas fiestas con canapés, pierde fuste según se enfría el cuerpo?
Y si hoy, ahora mismo, pensamos en esas personas que nos inspiran, a las que admiramos, las que nos hacen reír o nos emocionan gracias a su trabajo y su arte y, aunque “inapropiadamente” estén vivitos y coleando, cogemos y les veneramos en privado, en público, en la ducha, por la ventana, en Facebook o en misa. Igual conseguimos bajar el número de cortes de orejas “vangoghnianas”, los suicidios y las tétricas borracheras de poeta incomprendido.
En este pensamiento, levantemos nuestras banderas y aclamemos a los vivos. Yo, hoy, brindo en mi primer post en “Pecador” por el gran Chiquito de la Calzada, que como veis directamente le pone nombre al blog.
Chiquito, no te vayas con “la pelona” sin saber que eres lo más y que nadie hará esos meneitos de la pradera como tú.
Texto: Rocío Álvarez Albizuri
Foto de portada: Tristan Ninot
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Rocío Álvarez Albizuri, madrileña de 26 años, es escritora, periodista y fotógrafa.
Ha publicado hasta el momento dos libros de poesía: 'De Puntillas' (Fundación Abierto, 2007) y 'El Pájaro Diamante' (Ediciones Vitruvio, 2010), que alcanzó su segunda edición el pasado 2011.
En 2012 vio la luz 'Diamond Bird', una versión renovada de 'El Pájaro Diamante' para iPad, realizada por Ubicuo Studio, que sumaba a los contenidos de la edición en papel, videopoemas, fotografías, traducciones a cinco idiomas, audios con los recitales de la autora e ilustraciones.
Su último libro, Ceremonia Animal, inspirado en los instintos humanos más salvajes y desconocidos, es su tercer poemario, que llegará en 2014 de manos de la Editorial Bartleby.
Amante del arte, la belleza y la naturaleza, esta joven autora comenzó a escribir con tan sólo 12 años, inmersa en una familia de artistas e intelectuales que le acercaron sus primeras experiencias en el mundo de la literatura.
Desde sus 19 años, con la publicación de su primer libro ha logrado promover sus títulos en destacados medios de comunicación y en importantes presentaciones en varias ciudades españolas, además ha contado con firmas de renombre como Rodriguez Marcos o Luis Eduardo Aute para prologar sus poemarios.
Sus libros han viajado por todo el mundo, y se venden en librerías de Buenos Aires, Río de Janeiro, Santiago de Chile y otras importantes capitales latinoamericanas. Hoy es una de las autoras habituales en los recitales y espacios de poesía de Madrid.
Dedicada al mundo de la comunicación, en estos días publica diariamente sobre cultura, literatura y tendencias en destacadas cabeceras mediáticas a nivel nacional.