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LA MIRADA SUBVERSIVA DE SALLY MANN

Sally Mann nos cautivó hace mucho tiempo y hoy queremos hacerla protagonista de nuestra humilde sección. La fotógrafa estadounidense ha hecho mella en el corazón de muchos amantes del arte por sentir la fotografía con la misma pasión que la vida misma. Su mirada explora las emociones desde un ángulo profundo e intimista que ha sido criticado e idolatrado a partes iguales a lo largo de su trayectoria artística.

Nacida en Lexington (Virginia) en 1951, ciudad en la vive y trabaja actualmente junto a su marido, Sally Mann realizó sus estudios de fotografía en Prastgaard Film School, Aegean School of Fine Arts, Apearon y en el Seminario Ansel Adams en Yosemite, formación que compaginó con la escritura creativa.

Abarca el género paisajístico, el retrato, la mortalidad y la belleza del Sur profundo de los Estados Unidos de América con una evidente obsesión por la vida y la muerte. A lo largo de su trayectoria ha experimentado en numerosas ocasiones con el color pero siempre se ha mantenido fiel a su interés por el blanco y negro con el colodión húmedo como técnica de prácticamente toda su obra y realizando sus tomas con cámara de gran formato analógica.

De un modo controvertido, Sally Mann se hizo mundialmente conocida gracias a la publicación de su libro Immediate Family, compuesto por una serie de fotografías realizadas en su granja entre 1984 y 1994 en las que rescataba escenas cotidianas con sus tres hijos pequeños como protagonistas (todos menores de diez años en aquella época) y en las que la artista refleja ciertos aspectos de la sexualidad y la adolescencia, siempre con un enfoque espontáneo y conmovedor que fue duramente criticado por algunas instituciones y grupos conservadores americanos. 

En estas imágenes, cuya carga poética y estética solo es apta para espectadores sensibles capaces empatizar con las sensaciones de la fotógrafa, sus hijos se muestran libres y la naturalidad fluye sin restricciones morales a través de juegos infantiles y momentos íntimos (estos últimos los que generaron polémica).

Instituciones como el MOMA o el Guggenheim adquirieron parte de esta obra, que gozó de un gran éxito rápidamente. 

“At Twelve: Portraits of Young Women”  (1988) es otro de sus proyectos más importantes. En este trabajo la autora continúa explorando el misterio de la adolescencia, retratando a chicas pubertes de su entorno. Una de las fotografías más representativas de la serie es Candy Cigarrette, en la que muestra a su hija Jessie posando con un cigarro entre la provocación y la inocencia, en un fiel reflejo de la adolescencia.

La fotógrafa siempre ha declarado que su obra en su sincero ejercicio de naturalidad a través de la mirada de una madre que inmortaliza a sus hijos desde el cariño y el calor familiar, sus etapas de crecimiento y la felicidad y tristeza que cualquier niño experimenta durante la infancia. Los juegos, la desnudez, los enfados o incluso la enfermedad de sus pequeños se transforman en recuerdos palpables sobre papel fotográfico. Aunque a pesar de sus declaraciones, estas imágenes le valieron la crítica de muchos, llegando a ser acusada de explotación infantil.

La muerte y la enfermedad han sido otros de los grandes temas de Sally Mann. Su serie Proud Flesh, en la que trabajó durante más seis años, profundiza en el sufrimiento de su marido Harry, un importante abogado de Lexington que se vio afectado por una dura distrofia muscular. Ella fotografía el proceso de desgaste corporal de su esposo, su dolor y la vulnerabilidad que afectaba a su cuerpo y a su estado anímico con un precisión médica y un profundo carácter emocional.

Su proyecto What Remains (2003) está compuesto por varias series de fotografías. Entre ellas se encuentran imágenes del cadáver en descomposición de su galgo, de cuerpos humanos a disposición de los servicios forenses estatales o la documentación gráfica de los campos de batalla de la Guerra Civil americana.

También ha producido dos grandes series de paisajes: Deep Youth y Mother Land y su obra ha sido objeto de dos documentales: Blood Ties y What Remains, este último estrenado en el Festival de Sundance y nominado a un Emmy al Mejor Documental en el año 2008. En 2001 fue nombrada por la revista Times como "la mejor fotógrafa americana".

En su obra la decadencia se mezcla con la frescura en un misterioso plano trascendental que explora la transitoriedad de la vida, y su mirada, libre de artificios y sin caer en un plano sentimental edulcorado, la ha convertido en una de las artistas contemporáneas más versátiles y transgresoras de las historia de la fotografía.

© Sally Mann

 


ROCÍO MONTOYA
Co-directora de DOZE Magazine

Fundadora y co-directora de DOZE Magazine desde 2010. Soy fotógrafa, editora y directora de arte. Coordino la sección de fotografía y dirijo la gestión de contenidos gráficos del portal. 

Este espacio es un homenaje a los grandes maestros que han dejado huella en la historia de la fotografía, esa disciplina aún joven pero infinitamente apasionante y versátil.

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