
André Kertesz, artista autodidacta que valoraba sobre todas las cosas sentir su profesión y exaltar la belleza y la poesía visual de su entorno anteponiéndolas a cualquier encargo comercial. Consagrado como uno de los más experimentales fotógrafos de su época, Kertesz ha sabido representar en su obra la esencia de sí mismo y, ahora, para deleite de todos aquellos que quieran disfrutar de su trabajo, posteamos parte de su maravillosa colección de imágenes.
André Kertesz nació en 1894 en Budapest, en el seno de una familia burguesa de origen judío. Desde su temprana infancia, la fotografía ya le llamaba la atención y fue a la edad de 18 años cuando se compró su primera cámara fotográfica de placas. Por imposición familiar realizó sus estudios en la Academia de Comercio para trabajar en la bolsa, profesión que estancó durante unos años con la llegada de la Primera Guerra Mundial para convertirse en uno de los pioneros del fotoperiodismo. Alistado en el ejército Austro-Hungaro, documentó con sus imágenes la dureza de las trincheras con una cámara ligera Tenax de Goerz.
En 1915 fue herido y durante su convalecencia realizó su famosa toma Nadadores bajo el agua, dónde florecieron los primeros brotes que definirían su estilo: los reflejos, los juegos de luces y sombras y las distorsiones se convertirían en los protagonistas de gran parte de su obra.
Al finalizar la guerra se reincorporó a la bolsa, pero en 1925 logró emigrar a Francia para emprender una nueva trayectoria como fotógrafo y formar parte de las nuevas corrientes artísticas de la época. Una vez en París, Kertész empezó a relacionarse con personajes de la vanguardia artística de Montparnasse: Piet Mondrian, Fernand Léger, Ossip Zadkine y Alexander Calder. Se hizo un hueco realizando "foto-ilustraciones" para artistas como Mondrian, Brancussi y Collete. Recorría con sus cámara los entresijos de la ciudad y realizó muchísimas tomas urbanas y retratos, concibiendo la fotografía como un diario para expresar sus emociones y sus inquietudes.
En 1927 su trabajo empezó a gozar de prestigio y fue el primer fotógrafo que realizó una exposición individual en la Galeria Au Sacre de Printemps. Sus fotografías ocuparon las portadas de muchas revistas francesas del momento y fue durante este periodo cuando empezaron a gestarse sus trabajos más importantes, aquellos que marcarían un antes y un después en su trayectoria como artista. El surrealismo se respiraba en su obra y a día de hoy está considerado como el “creador” de un nuevo lenguaje fotográfico.
En 1933, durante su estancia en la capital francesa, contrajo matrimonio con Elizabeth Saly y tres años más tarde, con la amenaza de la Segunda Guerra Mundial, se traslada a Nueva York para trabajar como freelance en revistas como Vogue, Harper's Baazar y Look, aunque estas experiencias editoriales resultaron muy poco gratificantes, ya que los editores le subestimaban. Sus intentos por hacerse un hueco en el sector norteamericano fracasaban continuamente, aunque más tarde realizaría una exposición individual en el MOMA que consolidó notablemente su carrera.
A pesar de haber trabajado con galerías y medios de gran prestigio, André siempre se sintió infravalorado como artista, discriminado por la sociedad. Murió en 1985 dejando un increíble legado de fotografías, más de 100.000 negativos colmados de originalidad. Su obra es extensa y diversa, pero nosotros hemos querido destacar especialmente sus fotografías de desnudos pertenecientes a la serie “Distortions”. Una selección de imágenes dónde los cuerpos se geometrizan, se deforman y se reconstruyen con la genialidad que solo Kertesz ha sabido inmortalizar a través de la fotografía. Esta serie fue publicada en la revista Sourire en 1933 a modo de encargo y se convirtió en un referente para la fotografía surrealista.
Con una visión absolutamente transgresora para su época, André Kertesz derramó sobre el bromuro de plata sus ideales, sus inquietudes y sus sueños, para deleitarnos con estas maravillosas imágenes que no pierden su esencia aunque pasen los años a decenas. Como el artista afirmaba: “Yo interpreto mis sensaciones en un instante determinado. No lo que veo, sino lo que siento.”
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ROCÍO MONTOYA
Co-directora de DOZE Magazine
Fundadora y co-directora de DOZE Magazine desde 2010. Soy fotógrafa, editora y directora de arte. Coordino la sección de fotografía y dirijo la gestión de contenidos gráficos del portal.
Este espacio es un homenaje a los grandes maestros que han dejado huella en la historia de la fotografía, esa disciplina aún joven pero infinitamente apasionante y versátil.