
Existe una corriente dominante en la moda de nuestro tiempo -posiblemente arbitrada por Jil Sander y Céline- que promulga una estética severa, rigurosa y desnuda de ornamentación, quizás a consecuencia de la recesión y el desánimo imperante. Lejos están los años en los que reinaban diseñadores que convirtieron esta industria en una ficción preciosista y fantasiosa gracias a un sentido extraordinario de la teatralidad y el espectáculo. El contexto actual es muy delicado y requiere una disciplina y austeridad que se han plasmado en la estética y el modo de vestir de nuestro tiempo. Sin embargo, siempre existen aventureros que se distancian las dificultades del país y emprenden un negocio en solitario, manteniendo una visión única y personal de su oficio.
Juan Antonio Bueno Brea (Madrid, 1986) ha probado tener fuerza de voluntad y tesón suficiente para sacar adelante una pequeña empresa de moda durante una crisis institucional y financiera especialmente poco alentadora para la juventud española. Tras estudiar moda, peletería y marroquinería, ha trabajado con Lorenzo Caprile, Santiago Bandrés y Ana Locking, tres profesionales con trayectorias opuestas, puesto que los dos primeros se han consagrado en la costura a medida mientras que la última se dedica al prêt-à-porter. En el año 2011 fundó Brea, cuya última presentación, que contó con la participación de Vera Icon, tuvo lugar recientemente en una institución cultural histórica de la capital, el Ateneo de Madrid.
Vera Icon en el desfile de Brea
Brea se centra en la confección a medida, aprovechando con astucia un hueco permanente en el mercado español, que podría servir de refugio a otros diseñadores que continúan sin aterrizar en el saturado prêt-à-porter nacional. Ninguna de las prendas que se vieron en el desfile se producirá en serie, sino que se trata de un trabajo único, que presta una atención minuciosa al detalle y prueba un dominio de la técnica en materiales como lana fría, mikado de seda, otomán de algodón y raso, retratando a su creador como un buen modisto antes que como un diseñador. En el desfile se advirtió esa fascinación tan mal disimulada que Juan Antonio Bueno siempre ha sentido por el pasado y por un tiempo en el que esta industria era inaccesible y los pases de modelos consistían en ceremonias reservadas, alejadas de los focos y el ritmo histérico de las ferias de muestras, donde las modelos eran cómplices de la exhibición del buen gusto y el poder.
El resultado es experimental y cautivador pero el empeño por conseguir un equilibrio entre clasicismo y vanguardia, propicia unos berenjenales que convendría evitar. En las elaboradas líneas curvas presentes en la mayor parte de las prendas, se advierten influencias tan dispares como la escultura clásica, la arquitectura barroca y la arquitectura contemporánea de la angloiraquí Zaha Hadid, lo cual produce un empacho visual y pesadez que ponen en cuestión la funcionalidad de algunas piezas para su uso diario. Si además de probar ser un magnífico costurero, el diseñador combinara su talento con la aguja con una aproximación más depurada y madura a la profesión, cumpliría no sólo con las demandas de los editoriales de moda y los eventos especiales, sino también con las necesidades del vestuario de la mujer contemporánea.
Pese a los obstáculos que implica el comienzo de una carrera en solitario, resulta esperanzador hallar a creadores guiados por su instinto y que ofrecen un producto profundamente original, pues todos los profesionales a los que ahora se idolatra comenzaron su liderazgo salándose las reglas establecidas con valentía.
Colección Construyendo lo Efímero
Colección Construyendo lo Efímero
Colección Neópolis
Colección Neópolis
Colección Neópolis
Texto: Guillermo Aroca
Fotografía backstage: Marta Ruiz
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